Tal día como hoy, 3 de octubre pero de 1804, regresa a la Tierra un pensador, un trabajador, un investigador, un espíritu sensible, atento y preclaro. Posteriormente pasará a ser conocido como Allan Kardec y dejaría un legado de inconmensurable valor, que todavía no ha sido apreciado completamente y en su justa perspectiva.
Todos los que
nos hemos liberado del yugo de los miedos, de las cadenas de la
superstición, de los grilletes del dogma, de las gríngolas del fanatismo
y de la enfermedad del interés económico en el ejercicio de la
Mediumnidad le agradecemos su trabajo, esfuerzo y dedicación.
¡Gracias Maestro Kardec!
¡Gracias Maestro Kardec!
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