ALBERT EINSTEIN CREÍA EN DIOS
Reinaldo Andrade
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El
científico más famoso del siglo XX, cuando estuvo por cumplir los 71
años, llegando a sus últimos días de vida, en la cama de un hospital,
realizaba anotaciones inclusive en las sábanas, donde a través de
cálculos matemáticos intentaba encontrar una fórmula de la física que
resumiera toda la existencia del universo y de la vida, que se llamaría
TST (Teoría Sobre Todo), o como él decía: conocer la «Mente de Dios».
Entretanto
esta obsesión en querer probar la existencia de Dios en los últimos
días de su vida, lo estaba llevando al ridículo frente a sus colegas
científicos y físicos que no aceptaban su teoría, puesto que chocaba con
la Mecánica Cuántica.
Esta
ciencia prevé la imprevisibilidad de los movimientos de las partículas
subatómicas. Según los cuánticos teóricos todo lo que existe en la
actualidad es por la existencia de la casualidad, es decir, el mero
acaso de la Naturaleza, además, según estos científicos, todo se resume
en un lance de juego de dados, la ley de las probabilidades. ¿Cuáles son
las posibilidades de sacar un seis? Sin embargo, el gran genio no creía
en el acaso, en ese momento pronunció la frase que pasaría a la
Historia: «DIOS NO JUEGA A LOS DADOS».
Detrás
de cada órbita de los planetas, de cada estrella, de cada galaxia, de
cada molécula, de cada átomo, en fin de cada ser, existe una
INTELIGENCIA Suprema capaz de mover e interactuar en todo lo que existe,
inclusive la propia vida, que se llama Dios.
A
mediados de 1928 terminó su teoría y el 30 de enero de 1929 la publicó
en la ciudad de Nueva York, EE.UU.; sin embargo, después comenzó a
retroceder, y acabó siendo humillado públicamente por los científicos de
la mecánica cuántica, que ya lo consideraban desactualizado y
ultrapasado, enemigo de la teoría, que fuera de su propia creación.
¿Por
qué un genio como él se arriesgaría tanto en querer probar la
existencia de Dios a través de una fórmula matemática? ¿Por qué quería
leer la mente de Dios? ¿Cuál era la autoridad que tendría para ello?
En
1905 cuando estaba en el auge de su carrera, Einstein realizó uno de
los mayores descubrimientos científicos en la Física, dedujo que la masa
y la energía eran equivalentes, se correspondían, es decir que cuanto
mayor fuese la masa mayor sería la cantidad de energía suministrada, dos
aspectos de la misma cosa, así formuló una de las más famosas fórmulas
de la ciencia: E=MC2 más conocida como fórmula de la Destrucción, debido
a la creación de la bomba atómica, pero también conocida como la
fórmula de la Creación, debido a la creación del inicio del Universo,
hace 14 mil millones de años, el Big Bang. Así puede explicar que el
sol, estrella de quinta magnitud y de inmensa energía se mantiene hace
millones de años de existencia, por una pequeña cantidad de energía que
se propaga de la fisión y destrucción de los átomos en su interior.
En
el siglo XVI, Isaac Newton presentó la Ley de la Gravedad, no obstante
Einstein complementó que los cuerpos pesados como planetas, estrellas y
galaxias podían curvar y deformar el espacio y el tiempo a su alrededor,
así como la luz. Así, estableció la teoría que el tiempo no sería el
mismo para todo el Universo, sería relativo, por ello la Teoría de la
Relatividad, probó que el paso del tiempo es relativo y no una
constante, como todos pensaban antiguamente – que el tiempo era
inmutable, sin importar en qué lugar del universo se encontraba un
reloj. Fue una completa revolución para el siglo XX.
En
1921 recibió el premio Nobel no solamente por los descubrimientos antes
descritos, sino por las partículas individuales que forman la luz, que
las llamó Fotones, prorrogando antes las ondas uniformes y continuas.
Este descubrimiento fundaría otra ciencia llamada la Mecánica Cuántica,
la cual resumiría todas las partículas subatómicas en todo el Universo
(QUARKS).
Sin
embargo, comenzaba una gran pesadilla, la imposibilidad de medir la
velocidad de las partículas, la cual quedaría conocida como
Imprevisibilidad, algo que Einstein no aceptaría hasta el momento de su
muerte. Esta teoría se confirma en la ley de las probabilidades; un
ejemplo es el lanzar una moneda al aire, ella tiene dos posibilidades de
presentar cara o escudo, esto es 50% de probabilidades. Pero hay quien
cree que no, que depende de cómo sea lanzada la moneda: altura, peso,
fricción del aire, etc. Los transistores y las actuales computadoras son
basados en esta ciencia (Mecánica Cuántica)
En
1939, en la víspera de la Segunda Guerra Mundial, su colega el físico
Leo Szilard lo localizó en Nueva York donde apresuradamente le habló del
descubrimiento de un acelerador de neutrones, el cual podía romper el
núcleo del átomo de Uranio, generando dos átomos menores,
desintegrándolos y liberando energía, comparable a la colisión del
satélite Luna con el planeta Tierra.
Incentivado
por el alumno, el magnífico científico escribió una carta al presidente
de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, solicitando inmediatamente
la producción de la bomba atómica, antes que los alemanes nazistas lo
hicieren. Aunque en julio de 1945 los alemanes se rindieron a las
fuerzas aliadas, Japón no había cedido. En agosto de 1945, fue lanzada
la primera bomba atómica en la ciudad de Hiroshima, Japón, la bomba
demoró 43 segundos en caer, después de impactar en su blanco, el primer
neutrón fue liberado desatando la explosión en cadena.
La masa de Uranio era de 0,6 gramos la cual en un segundo diezmó una población de 70 mil habitantes.
Nota: un gramo de Uranio puede generar la misma energía que 100 millones de toneladas de carbón quemado.
Después
de esa tragedia, Einstein no se perdonó hasta el fin de sus días.
Einstein creía que todos los fenómenos de la naturaleza eran previsibles
porque Dios creó el universo. Para él, Dios era como el jardinero que
planta y recoge todas las flores de su jardín, fue a partir de este
pensamiento que el noble científico comenzó a intentar explicar a Dios
(El Plano Divino) por la propia ciencia. Sus colegas se dividieron, se
alejaron, se distanciaron de aquel que antes lo llamaban el Profesor.
Falleció
el l8 de abril de 1955, preocupado con su obra inacabada de la «Teoría
Sobre Todo», que actualmente la Física vino a concluir su investigación a
través de la «Teoría de las Cuerdas» que descubrió que el Universo está
compuesto de Cuerdas Vibrantes, asemejándose a una Sinfonía Cósmica, la
cual rige todas las leyes del Universo y Albert Einstein quería llamar
DIOS. Su sueño se concretó, inclusive después de su muerte.
Cuando
estudiaba en el colegio por innumerables veces vi la foto de Albert
Einstein en todos los lugares y también escuché hablar mucho de sus
profundos descubrimientos en el área de las ciencias. Su foto era tan
famosa como la de las estrellas del cine de Hollywood; sin embargo mi
admiración fue aún mayor cuando supe que él mismo abdicó a toda su fama y
amistad, e incluso volviéndose víctima del ridículo para estudiar e
intentar explicar la existencia de Dios.
A
Albert Einstein y a todos los hombres que de alguna manera
contribuyeron con la ciencia y divulgación de la existencia de Dios, mi
profundo reconocimiento y mi más digna admiración.
Texto enviado por João Alberto Fiorini
Revista Espírita
Revista Espírita
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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